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Capítulo 3 - Nuestro Señor Jesucristo

El punto de partida de la doctrina cristiana es la creencia en Dios. Su credo distintivo es la fe en Jesucristo como la perfecta y conclusiva revelación de Dios al hom­bre. De modo que el Artículo II de fe reza así:

II. JESUCRISTO

Creemos en Jesucristo, la segunda persona de la Trini­dad; que El, eternalmente es uno con el Padre; que se encar­nó por la obra del Espíritu y que nació de la Virgen Maria, de manera que dos naturalezas enteras y perfectas, es decir, la deidad y la humanidad, fueron unidas en una Persona, verda­dero Dios y verdadero Hombre, el Dios-hombre.

Creemos que Jesucristo murió por nuestros pecados y que verdaderamente se levantó de la muerte y tomó otra vez su cuerpo, junto con todo lo perteneciente a la perfección de la naturaleza humana, con lo cual El ascendió al cielo desde donde intercede por nosotros.

El cristianismo comparte la creencia en un solo Dios con el judaísmo, mahometismo y varias otras formas de teísmo filosófico. Pero la verdad cabal expresada en la cristología bíblica (Cristo más logía, es decir, el estudio sistemático o discurso razonado sobre Cristo) es la marca característica del cristianismo fundamental.

Hasta cierto punto, la verdad acerca de Dios puede derivarse de la observación y la razón. Pero la verdad sobre Cristo-y algo más importante aún, el conocimiento personal del Señor resucitado-sólo viene mediante la Biblia, el libro del cual El es el Personaje central.

El Artículo II incluye las siguientes verdades acerca del "Autor y Consumador de la Fe" (Hebreos 12:2):

1.              La deidad de Jesús

2.              El hecho de la Encarnación

3.              El nacimiento virginal

4.              El sacrificio expiatorio de Cristo

5.              La resurrección corporal de Cristo

6.              La ascensión de Cristo

7.              La intercesión celestial de Cristo

1.        La Deidad de Cristo

Nunca se llegarán a comprender las enseñanzas del Nuevo Testamento acerca de Cristo hasta que se entien­dan perfectamente dos hechos: Que Jesús de Nazaret es verdaderamente el Hijo encarnado de Dios, Dios manifes­tado en carne humana; y que en todas las cosas que im­pliquen humanidad, Jesús de Nazaret fue verdadera y completamente humano.

Al tratar sobre la naturaleza de Cristo la palabra que debemos emplear es "deidad". Algunas veces se usa la palabra "divinidad," pero a menudo ésta se encuentra acoplada a pretensiones paralelas acerca de la "divinidad del hombre" o "la chispa de divinidad en todas las almas". Por tanto, el vocablo "divinidad" es demasiado débil para hablar de la naturaleza de Cristo. El mundo pagano tiene muchas divinidades. El título de divinidad dado a Jesu­cristo hubiera levantado pocas objeciones en el mundo del Nuevo Testamento, porque donde hay muchos dioses siempre existe sitio para uno más. Pero la confesión cristiana de que "Jesús es el Señor" no era una pretensión a ser divino sino a la plena deidad en el sentido más exacto de la palabra.

FUENTES BIBLICAS

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su im­perio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos ha­rá esto (Isaías 9:6-7).

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vi­mos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gra­cia y de verdad (Juan 1:1, 14).

Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; ce­tro de equidad es el cetro de tu reino (Hebreos 1:8).

Y me dijo: Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida (Apocalipsis 21:6).

Véase también Miqueas 5:2; Mateo 1:23; Juan 3:13; 5:17-18; 8:58; 10:30-33; 12:45; 14:6-9; 20:28; Hechos 7:59; 20:28; II Corin­tios 4:4; 5:19; Filipenses 2:6-11; Colosenses 1:15-17; Génesis 1:1; Hebreos 1:1-3; I Juan 4:9; 5:20; Apocalipsis 1:8; 2:8.

Además de las muchas declaraciones del Nuevo Tes­tamento sobre la deidad de Cristo, tenemos el hecho de que sus escritores hablan de El empleando versículos del An­tiguo Testamento que se referían al único y verdadero Dios. El nombre personal del Señor en el Antiguo Testa­mento hebreo es Yahweh, que algunas veces, aunque equivocadamente, es traducido "Jehová".[1] Yahweh era tan sagrado, que por muchas centurias antes del tiempo del Nuevo Testamento los judíos jamás lo mencionaban. En su lugar se referían a Dios como "el Señor".

Cuando las Escrituras hebreas fueron traducidas al griego, alrededor de dos siglos antes de la era cristiana, cuyo resultado fue la versión conocida como "la Septua­ginta," y que fue usada casi exclusivamente por la Iglesia del Nuevo Testamento como su Biblia, los traductores emplearon las palabras griegas ho kurios ("el Señor") para interpretar Yahweh. De esta manera cuando los cristianos del Nuevo Testamento adoraban a Cristo como "Señor," le estaban atribuyendo "el nombre que es sobre todo nom­bre" (Filipenses 2:9), es decir, el nombre del mismo Dios.

Un ejemplo del empleo de "el Señor" al hablar de Je­sús (usando una frase del Antiguo Testamento en que se hacía referencia a Dios), la encontramos en Hechos 2:21, "Y todo aquel que invocare el nombre del Señor será sal­vo". La totalidad del contexto nos muestra que Pedro está aludiendo a Cristo; pero esas palabras están tomadas del original hebreo, Joel 2:32, donde se lee "Yahweh." El apóstol Pablo también aplica el mismo versículo a Jesús en Romanos 11:13.

También leemos en Isaías 40:3 "Preparad camino a Yahweh." Estas palabras están aplicadas al Señor Jesús en Mateo 3:3. En Romanos 10:11, también se destina a Jesús un pasaje del Antiguo Testamento que se refiere al Dios verdadero y viviente.

El empleo de nombres o títulos de Cristo y el Espí­ritu Santo en la fórmula trinitaria bautismal en Mateo 28:19 ("del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo") y en la bendición de II Corintios 13:14 ("La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros") también da testimonio a la deidad de nuestro Salvador.

Tito 2:13 y II Pedro 1:1 son dos versículos importan­tes cuyo significado había sido oscurecido en algunas ver­siones antiguas, pero claro como el cristal en el original griego y en traducciones recientes, "nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo." El énfasis no está sobre Dios y Cristo, sino en Cristo como Dios.

Algunas cualidades y poderes atribuidos a Cristo que pertenecen sólo a la deidad:

el tener vida en sí mismo (Juan 5:26)

el ser eterno (1 Juan 1:2)

el estar en todas partes a la vez (Mateo 18:20; 28:20)

el tener todo conocimiento (Juan 2:24-25; 16:30; 21: 17; Colosenses 2:3; Apocalipsis 2:23)

el ser Todopoderoso (Mateo 28:18; Juan 1:3; I Corin­tios 1:24; Filipenses 3:21)

el ser inmutable (Hebreos 13:8)

sostener y conservar todas las cosas (Colosenses 1:16; Hebreos 1:3)

el perdonar pecados (Marcos 2:5-10; Lucas 5:20-24; 7:47-49; Hechos 5:31)

dar el Espíritu Santo (Lucas 24:40; Juan 16:7; 20:22; Hechos 2:33)

dar paz (Juan 14:27), luz (Juan 8:12) y vida eterna (Juan 17:2)

recibir adoración (Hechos 7:59-60; Apocalipsis 5:12-13)

PARA SU CONSIDERACION

1.              Según su criterio, ¿qué diferencia habría si Jesucristo fuera menos que completamente Dios ¿Está de acuerdo en que "un Cristo que no fuera Dios en absoluto sería co­mo un puente derrumbado en el otro extremo"

2.              De acuerdo con su Criterio, ¿qué texto o tex­tos manifiestan mejor la deidad de Cristo

2.        La Realidad de la Encarnación

La humanidad de Cristo es discutida con menos fre­cuencia que su deidad, pero su importancia no es menor. El significado total de la fe cristiana se apoya en la certeza de que Jesús de Nazaret, el Hijo eterno de Dios, llegó a ser el Hijo del Hombre para poder revelar a Dios y redimir al ser humano.

"Encarnación" es el término teológico aplicado a esta realidad central de la fe. Como la doctrina de la Trinidad reconoce tres personas divinas con una naturale­za, la doctrina de la Encarnación confiesa dos naturalezas en una Persona.

Jesús no era una persona humana en quien residía una segunda personalidad. Este fue el error al que se llamó gnosticismo en la historia de la doctrina cristiana. Jesús de Nazaret fue completamente la única Persona en quien estaban perfectamente unidas las dos naturalezas de lo humano y lo divino-tan perfectamente combinadas que lo divino no anulaba lo humano, ni esto último oscurecía lo divino.

La razón tiene sus dificultades con la doctrina de la Encarnación igual que con la de la Trinidad. Sin embargo, los problemas se nos van simplificando al reconocer que Dios creó al hombre a su propia imagen. En su estado original y puro lo humano difiere de lo divino como un grano de arena es diferente del sol; no como el mal se dis­tingue del bien o la luz de las tinieblas.

FUENTES BIBLICAS

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vi­mos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gra­cia y de verdad (Juan 1:14).

Porque lo que era imposible por la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pe­cado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu (Romanos 8:3-4).

Haya pues en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y es­tando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, hacién­dose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2: 5-8).

Véase también Mateo 1:1; Juan 1:1, 10; Romanos 1:3-4; II Co­rintios 8:9; Gálatas 4:4; 1 Timoteo 2:5-6; 3:16; Hebreos 2:9-12, 16-18; 4.15-16.

Russell Maltby, abogado y predicador local, (un lego que predica el evangelio siempre que tiene la oportunidad y con frecuencia) era un eficaz evangelista personal. Con­versaba con cierto hombre que le dijo: "Bueno, todavía no sé si es o no es verdad que Dios haya descendido a la tierra por nosotros los hombres y por nuestra salvación; pero sí sé que es el pensamiento más precioso que alguna vez haya entrado en la mente humana."

"Entonces," le contestó el señor Maltby, "¿no está usted preparado para creer que Dios también puede haber­lo pensado"

Está relacionado con la Encarnación lo que los teó­logos llaman "kenosis," derivado del griego de Filipenses 2:5-8, y que significa "despojamiento". Al hacerse hombre, la segunda Persona de la Trinidad se despojó de todos sus atributos y poderes divinos que le hubiesen impedido entrar plenamente en la experiencia humana. Supo el cabal significado de sentirse débil, de aprender y crecer como todos los niños, hambriento y cansado, experimentar desilusiones, sufrir dolor físico. Carlos Wesley escribió: "Se despojó de todo, menos del amor."

Fue por causa de este auto-despojamiento que Jesús pudo ser tentado en todo conforme a nuestra semejanza, pero sin pecado (Hebreos 4:15-16). Esto significa que la única clase de tentación por la cual Jesús no pasó es aque­lla que se produce en nosotros por causa de nuestros pecados del pasado. Sin embargo, porque El no se rindió, sus tentaciones fueron en inmensidad, mucho más allá de lo que podemos imaginar. Un hombre bueno sufrirá pro­fundamente en asuntos en los que uno malo accederá sin pensarlo dos veces. Porque siempre nos hemos rendido an­tes que la tentación alcanzara su mayor fuerza, jamás hemos sentido la plenitud de su presión como le ocurrió al Señor.

PARA SU CONSIDERACION

1.              ¿Qué es necesario pa­ra ser un verdadero me­diador ¿Cómo podría Cristo traer juntos a Dios y al hombre a menos que en alguna manera partici­para de la naturaleza de ambos

2.              ¿Qué ayuda práctica podemos extraer del hecho que Cristo "anduvo por el camino antes que noso­tros" ¿Podemos depender de su comprensión y con­miseración

3.              ¿Qué debería ser en­tendido por la declaración de que Dios se compadece de nosotros, en tanto que Cristo se compenetra de nuestras pruebas y aflic­ciones

3.        El Nacimiento Virginal

Es absolutamente singular el método por el cual los evangelios describen cómo acaeció la Encarnación. Se ha supuesto equivocadamente que las antiguas religiones del Cercano Oriente tenían en sus creencias, paralelos al Nacimiento Virginal. Pero los "hombres teantrópicos" (dioses hombres o semidioses) de los cultos orientales eran el producto imaginario de dioses que tomaban la forma humana y que cohabitaban con mujeres. Tales leyendas están tan lejos del casto y restringido relato de la concep­ción y nacimiento de Cristo como las tinieblas están del mediodía.

FUENTES BIBLICAS

El nacimiento de Cristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había con­cebido del Espíritu Santo. Y José su marido como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un Hijo, y llamarás su nombre Jesús ('el Salvador') porque El salvará a su pueblo de sus pecados."

Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Se­ñor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.

Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESUS (Mateo 1:18-25).

Véase también Lucas 1:26-38.

Estos dos pasajes de Mateo y Lucas son los que más extensamente tratan con el Nacimiento Virginal en el Nuevo Testamento, aunque hay insinuaciones en Pablo al referirse a Jesús como "nacido de mujer" (Gálatas 4:4) y cuando Juan alude a Jesús como "el Hijo unigénito" (1:18; 3:16). Además, hay antiguos manuscritos del Nuevo Tes­tamento que citan a Juan 1:13, como refiriéndose no a hombre, sino a Cristo, quien "no fue engendrado de san­gre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios".

Es evidente que Mateo relata la historia de la con­cepción y nacimiento de Jesús desde el punto de vista de José. Presenta su genealogía como padre legal de Cristo, retrocediendo hasta Abraham (Mateo 1:1-16). Por otra parte, Lucas se refiere a los acontecimientos desde la po­sición de María. Hace mucho que fueron notadas las dife­rencias en las genealogías de Mateo y Lucas (compárese Mateo 1:13-16, con Lucas 3:23-27). La mejor explicación parece ser que "hijo de Elí," Lucas 3:23, debería ser tra­ducido "yerno de Elí," nombrando a éste como padre de María. Mateo nos da así los antepasados legales hasta Abraham, mientras Lucas nos proporciona los nombres de los ascendientes humanos de Jesús hasta Adán (Lucas 3: 38).

El Nacimiento Virginal ha sido considerado por algu­nos como "algo que no es esencial para la salvación"-y una doctrina que puede ser abandonada sin menoscabo. Por supuesto, hay muchos evidentemente convertidos por la fe en Cristo sin tener la más ligera noción de la manera cómo nació.

Pero la doctrina del Nacimiento Virginal es otro caso donde es importante la consideración de las alternativas. Si hay algo que los evangelios manifiestan con absoluta claridad, es el hecho de que Jesús no era hijo natural de José. Si El no fue concebido en la forma relatada por Mateo y Lucas, su nacimiento, es entonces, el resultado de un acto inmoral y de padre desconocido. Pocos estarían listos a aceptar la idea de que Dios introduciría a su Hijo eterno en el mundo por medio de un acto condenado por la ley y la conciencia de la gente buena en todas partes.

De por medio en la doctrina del Nacimiento Virginal está también la validez del Nuevo Testamento. Si éste contiene un error en este punto, ¿qué confianza podemos abrigar en sus demás enseñanzas

PARA SU CONSIDERACION

1.              Si la doctrina del na­cimiento virginal de Jesu­cristo no es esencial para la salvación ¿por qué debe ser enseñada

2.              ¿Cómo respondería al argumento de que otros escritos del Nuevo Testa­mento no hablan del naci­miento virginal, o al alega­to de que tal cosa sería contraria a los principios de la ciencia

4.        La Muerte Propiciatoria de Cristo

El advenimiento de Cristo tuvo un doble propósito. El apareció para revelar, como no podían hacerlo las pala­bras, el conocimiento de Dios (Mateo 11:27; Juan 1:18; 14:9; Hebreos 1:1). Pero también vino para redimir por el poder de su muerte expiatoria a aquellos que durante mucho tiempo habían estado cautivos en el pecado.

El entendimiento del modo en que la propiciación de Jesús reconcilia a los hombres con Dios es materia del Artículo VI que trata precisamente sobre la propiciación. Aquí, sólo es necesario notar la afirmación bíblica del he­cho. Una discusión más completa será hallada en el Capí­tulo 7.

FUENTES BIBLICAS

Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos (Marcos 10: 45).

Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos (II Corintios 5:14-15).

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en El (II Corintios 5:21).

Véase también Isaías 53:3-11; Romanos 5:6, 8; 1 Corintios 15:3; Gálatas 1:4; 3:13; Efesios 5:2, 25; 1 Tesalonicenses 5:9-10; He­breos 2:9.

PARA SU CONSIDERACION

Trace un círculo en la lista que está arriba alre­dedor de las dos referen­cias que le parezcan resu­mir mejor el poder salvador de Cristo.

5.        La Resurrección Corporal de Cristo

Sin la crónica sobre la resurrección de Jesús de la tumba, no tendríamos evangelio. La muerte de Cristo hu­biera sido el fin de su enseñanza y del pequeño grupo que El había reunido. La resurrección es el sello de su filiación con el Padre y la prueba de la aceptación por Dios de la muerte propiciatoria de Jesús.

Porque la resurrección es vital para la doctrina cristiana, ha sido probada como ningún otro hecho en la historia antigua y está aseverada una y otra vez a través de todo el Nuevo Testamento.

FUENTES BIBLICAS

No está aquí, pues ha resucitado como dijo. Venid, ved el lu­gar donde fue puesto el Señor... E id pronto y decid a sus dis­cípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho (Mateo 28:6-7).

Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándolo en un madero. A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se ma­nifestase (Hechos 10:39-40).

Y el que vivo y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades (Apocalipsis 1:18).

Véase también Mateo 28:1-20; Marcos 16:1-19; Lucas 24:1-53; Juan 20:1-21, 25; Hechos 1:3-9; 2:24 -32; Romanos 1:4; 4:24-25; 8:11; 1 Corintios 15:1-20; Hebreos 7:25.

La evidencia del hecho de la resurrección corporal de Jesús es terminante. Apareció un total de por lo menos diez veces a más de quinientas dieciocho personas en diversidad de condiciones. Sus discípulos, que nunca espe­raron volver a verle en la tierra, cambiaron de la más pro­funda desesperación al regocijo de la victoria. Nada pudo haber realizado tal cosa excepto la convicción de que Jesús verdaderamente había resucitado de entre los muertos. Pero sobre todo, nosotros, en nuestra época, podemos ex­perimentar todavía, el poder regenerador y santificador de su resurrección en nuestras vidas (Gálatas 2:20; Fili­penses 3:10).

PARA SU CONSIDERACION

1.              En su opinión, ¿cuál es la mayor "prueba" de la resurrección de Jesucris­to

2.              ¿Qué cree usted que está incluido en la frase "el poder de su resurrec­ción"

6.        La Ascensión de Cristo

El relato de la resurrección es seguido por la historia del retorno de nuestro Señor al Padre. Ninguna parte de la historia inspirada puede ser dejada a un lado sin perju­dicar el total.

El Señor resucitado apareció a sus discípulos por lo menos en diez ocasiones distintas durante un período de cuarenta días después de su primera Pascua. Entonces re­gresó al cielo y la prueba de su ascensión fue la venida del Espíritu Santo en el primer Pentecostés cristiano.

FUENTES BIBLICAS

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez y os tomare a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis (Juan 14:1-3)

¿Quién es el que condenará Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros (Romanos 8:34).

Sí, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios (Colosen­ses 3:1-3).

Véase también Juan 16:7-1 7; Marcos 16:19; Lucas 24:50-53; Hechos 1:3-11; 2:33; 7:55-56; 10:41; Efesios 1:20; 4:8-10; 1 Timo­teo 3:16; Apocalipsis 5:1-10.

PARA SU CONSIDERACION

1.              ¿Cómo apoyan y for­talecen estos versículos lo que ya hemos leído acerca de la deidad y el señorío de Jesús

2.              ¿De qué manera la venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés es prueba de la ascensión de Jesucristo

7.        La Intercesión Celestial de Cristo

Decir que Cristo está "dedicado a interceder por no­sotros," es referirse a un aspecto importante de lo que se llama el ministerio intercesor de nuestro Señor Jesu­cristo. Más de treinta años después de la Ascensión, el apóstol Pablo escribió: "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo, hom­bre" (I Timoteo 2:5). El oficio de mediador requiere que Cristo sea al mismo tiempo Profeta y Sacerdote. El Profeta es el representante de Dios ante el hombre. El Sacerdote representa al hombre ante Dios.

FUENTES BIBLICAS

Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo (Hebreos 2:17).

Véase también Hebreos 3:1; 4:14; 7:25; I Juan 2:1-2.

La Epístola a los Hebreos, en particular, le dedica mucha atención al sacerdocio del Señor que resucitó y ascendió. Recalca su naturaleza divina y humana y nos dice acerca de ambos, su capacidad para entendernos y ayudarnos en nuestra época de prueba y su ministerio como nuestro Abogado o Representante ante el Padre.

PARA SU CONSIDERACION

1.              En su opinión, ¿cuál es el significado práctico de la intercesión de Cristo por nosotros ante el trono de Dios

2.              ¿Hay alguna vincula­ción entre esto y el hecho de que se nos diga que ore­mos en el nombre de Je­sús (Juan 14:13-14; 15-16).


[1] "Jehová" no es un nombre bíblico. Fue acuñado por Galatinus, en el siglo XVI, agregándole las vocales de Adonai, término hebreo que significa "Señor," a las consonantes JHVH de Yahweh.