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Capítulo 8 - Libertad de Elección del Hombre

¿Por qué algunas personas se arrepienten y creen, mientras otras no lo hacen Contrariamente a todos los criterios que limitan la salvación a los que fueron elec­tos por Dios desde antes de la fundación del mundo, el Artículo VII afirma la realidad de la decisión responsable del hombre.

VII. EL LIBRE ALBEDRIO

Creemos que la creación del hombre a la imagen de Dios, incluyó la capacidad de escoger entre el bien y el mal y que por ello, fue hecho responsable; que por la caída de Adán lle­gó a ser depravado, de tal modo, que no puede, por sus pro­pias fuerzas naturales y obras, tornarse y prepararse para la fe y la oración a Dios; pero la gracia de Dios por Jesucristo se concede gratuitamente a todos los hombres, capacitando a todos los que quieren tornarse del pecado a la justicia, a creer en Jesucristo para perdón y limpieza del pecado, y a se­guir las buenas obras agradables y aceptables a su vista.

Creemos que el hombre, aunque posea la experiencia de la regeneración y de la entera santificación, puede caer de la gracia y apostatar y, a menos que se arrepienta de su peca­do, se perderá eternalmente y sin esperanza.

Estos son los asuntos importantes tratados en este artículo:

1.          La naturaleza de la libertad humana

2.          Efectos limitantes del pecado original

3.          Gracia previsora o preveniente

4.          Salvación condicional

1.        La Naturaleza de la Libertad Humana

De principio a fin, la Biblia da por sentado que los seres humanos son libres para hacer decisiones responsa­bles. El hombre no es una máquina o un autómata, sino una criatura capaz de hacer decisiones en asuntos de bien o de mal.

FUENTES BIBLICAS

A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descen­dencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y si­guiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus pa­dres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar (Deuterono­mio 30:19-20).

Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio (Hechos 3:19).

Véase también Génesis 1:27; 2:7, 16-17; 3:1-6; Josué 24:15; 1 Reyes 18:21; Mateo 23:37; Hechos 2:28; Romanos 1:20-21; He­breos 11:24-26.

Todos los mandatos, amonestaciones y exhortaciones de la Biblia dan por sentado que el hombre tiene la capa­cidad para responder; los seres humanos pueden obedecer o desobedecer, pero, cualquier cosa que hagan es el resul­tado de decisiones hechas por ellos mismos-y de las que son responsables.

PARA SU CONSIDERACION

1.          ¿Habrá algún sentido en el cual una persona se­ría moralmente responsa­ble por lo que no pudo cambiar o evitar

2.          Haga una lista de pa­labras claves en los pasa­jes de la Escritura que in­diquen la libertad de la gente para elegir a favor o en contra de Dios.

2.        Los Efectos Limitadores del Pecado Original

Aunque en la naturaleza humana caída permanece cierta medida de libertad respecto a asuntos de conciencia y de la ley moral, los efectos del pecado imposibilitan a la persona a guardar perfectamente la ley de Dios o a salvarse a sí misma.

FUENTES BIBLICAS

Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no na­ciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Es­píritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es nece­sario nacer de nuevo (Juan 3:5-7).

Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justi­cia que nosotros hubiéramos hecho, sino por misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesu­cristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, vi­niésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eter­na (Tito 3:4-7).

Véase también Mateo 5:20; Hechos 13:39; Romanos 3:19-20, 28; Gálatas 2:16; 3:10-11; Efesios 2:8-9; II Timoteo 1:9; Santiago 2:10.

Sólo la fe que responde a la gracia de Dios nos capacita para recibir a Cristo como Salvador personal. La capa­cidad para esta fe es uno de los dones de la "gracia pre­ventiva".

PARA SU CONSIDERACION

1.          ¿Qué significa "gra­cia" en una declaración tal como "somos salvos por gracia" ¿Cómo se vincula con lo que merecemos

2.          ¿Qué versículo o ver­sículos muestran mejor que una persona no puede "levantarse por sí misma" en lo concerniente a la sal­vación

3.        Gracia Preventiva o Preveniente

La expresión "gracia preventiva" simplemente se re­fiere a la gracia (ayuda amante de Dios hacia los indignos) que nos es dada antes que acudamos a Cristo. En oposición a los que sostienen que la gracia de Dios sólo ayuda a aquellos que El "ha elegido," el Artículo VIII declara que la gracia de Dios hace que todos los hombres puedan ser salvos. La conciencia y la convicción del Espíritu Santo son parte de la "gracia anticipada."

FUENTES BIBLICAS

Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justi­cia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí (Juan 16: 8-9).

Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no con­forme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los si­glos (II Timoteo 1:9).

Véase también Hechos 11:18; 16:14; 1 Corintios 1:9, 23-29; II Tesalonicenses 2:13-14; Hebreos 9:15.

PARA SU CONSIDERACION

1.          ¿Qué es lo que espe­cíficamente hace el Espíri­tu Santo para preparar los corazones de la gente con el fin de que reciban a Cristo

2.          ¿Cómo llama Dios a los seres humanos para que sean salvos ¿Qué sig­nifica la "gracia preventi­va" para los cristianos que testifican a otros acerca de Cristo

4.        La Salvación Condicional

El segundo párrafo del Artículo VII se opone directa­mente a la enseñanza de "la seguridad eterna" o "perse­verancia incondicional". Los que obedecen a Dios no care­cen de seguridad "...ovejas... no perecerán" (Juan 10: 27-28). Pero en el mismo texto, dijo Jesús: "me siguen" (v. 27). No hay promesa de salvación final para las ovejas descarriadas o los "santos" que viven en pecado (I Juan 2:4; 3:6-9; 5:18) a menos que personalmente se arrepientan y vuelvan al Señor.

FUENTES BIBLICAS

Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare. Cuando yo dije­re al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere ini­quidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo. Cuando el justo se apartare de su jus­ticia, e hiciere iniquidad, morirá por ello (Ezequiel 33:12-13, 18).

Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú, por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamen­te para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si per­maneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado (Romanos 11:20-22).

Porque si pecáremos voluntariamente después de haber reci­bido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia (Hebreos 10:26-29).

Véase también Isaías 59:13; Ezequiel 18:24, 26; Mateo 7:21-23; 24:13; Juan 15:1-6; Romanos 2:7; 1 Corintios 3:16-17; 9:27; 10:12; 15:1-2; II Corintios 6:1; Gálatas 2:16-18; 5:1, 4; Colosenses 1:21-23; 1 Timoteo 1:18-19; 5:11-12; Hebreos 6:4-6; Santiago 1:14-16; 5:19-20; II Pedro 1:10-11; 2:20-22; 3:17; I Juan 2:24; 5:12; Apocalipsis 3:5; 22:19.

PARA SU CONSIDERACION

1.          ¿Hay algún teólogo que tenga el derecho de anular el "si" condicional de las declaraciones que conciernen a la relación continua del hombre con Dios

2.          ¿No es parte impor­tante de la verdadera se­guridad evitar la presun­ción de una seguridad au­tomática para la cual no necesitamos hacer nada

3.          ¿Qué peligros hay en el estado de una persona que ha caído, y está caída, de la gracia (Note que Hebreos 6:4-6 y 10:26-29 tratan de la apostasía que es el paso siguiente y final en la caída después que se ha retrocedido).

Fíjese que "vida eterna" es un don de tiempo presen­te, continuo y que tiene una referencia primaria a la calidad de vida y relación con Dios, no sólo a la duración (Juan 17:3; I Juan 5:12). La fe, como condición para la salvación final, se encuentra siempre en tiempo presente (Juan 3:15, 36; 5:24; 6:54-todos son verbos en tiempo presente que indican acción continua). La fe es una actitud continua, no un acto de una vez para siempre. Lo genuino de la fe de una persona está demostrado por la cualidad de su vida (Santiago 2:17-26). Lo que se creyó una vez, más tarde puede ser rechazado.

El argumento "una vez hijo, siempre hijo" se derrum­ba cuando se ve que aquellos que nacieron hijos de ira (Efesios 2:2-3) pueden llegar a ser hijos de Dios (Juan 1: 11-12). La analogía del nacimiento físico se deshace en el reino espiritual. Según I Juan 3:6-9, ninguno que haya caído de la gracia (definiéndose así al que vive consciente y deliberadamente en pecado), puede ser considerado hijo de Dios.