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Capítulo 5 - La Biblia

Segundo en importancia al Dios Uno y Trino, es el hecho de los medios por los cuales El mismo se ha dado a conocer a los que creó a su propia imagen. Que hubiese tal revelación de Sí mismo es infinitamente probable. No habría sido normal que Dios hubiese creado seres tales como nosotros-con profundos anhelos espirituales y bajo el riesgo de ser presas de las tinieblas y las fuerzas del mal que amenazan nuestra felicidad-sin proporcionarnos al­guna clase de dirección y algún conocimiento de lo que necesitamos para vivir felices y bien.

Si bien es cierto que "los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento denuncia la obra de sus manos" (Salmos 19:1), con todo, la creación está limitada en lo que puede revelar acerca de su Creador. La existencia del universo casi asegura que Dios existe. El esplendor de la creación da testimonio de la sabiduría y poder de su Ha­cedor. Pero, por sí misma, no puede decirnos mucho acerca de quién o qué es El.

El Artículo IV trata del Libro en el cual Dios el Crea­dor se revela a Sí mismo como el Dios Redentor y Padre.

IV. LAS SAGRADAS ESCRITURAS

Creemos en la inspiración plenaria de las Sagradas Escri­turas por las cuales entendemos los sesenta y seis libros del Antiguo y Nuevo Testamentos, dados por la inspiración divi­na, revelando infaliblemente la voluntad de Dios respecto a nosotros en todo lo necesario para nuestra salvación: de ma­nera que ninguna cosa que no contengan ellos ha de impo­nerse como artículo de fe.

En el Artículo IV tenemos dos temas principales:

1.          La inspiración de las Escrituras

2.          La función de las Escrituras

1.        Inspiración de las Escrituras

Se entiende por "inspiración" los procesos espirituales por los cuales Dios dio a conocer su voluntad a los hom­bres de su elección y de tal modo los guió al escribir, que sus escritos expresaran las verdades necesarias para la salvación y la conducta recta de la vida. "Plenaria" sig­nifica "amplia, completa, terminante".

FUENTES BIBLICAS

La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimo­nio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamien­tos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es lim­pio, que permanece para siempre; los juicios de Jehová son ver­dad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mu­cho oro afinado; y dulces más que miel, y que la que destila del panal. Tu siervo es además amonestado con ellos; en guardarlos, hay grande galardón (Salmos 19:7-11).

Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra (II Timoteo 3:15-17).

Véase también Éxodo 20:1; Salmos 119; Lucas 24:44-47; 1 Co­rintios 2:7-15; I Pedro 1:10-12, 25; 11 Pedro 1:19-21.

Los teólogos a menudo indican que las Escrituras "se autentican a sí mismas". Su verdad tiene una manera de apoderarse de nuestras mentes con convicción. Hay sabi­duría en las palabras: "La Biblia es inspirada porque me inspira a mí". Ningún otro libro tiene el mismo poder, como veremos al tratar de la función de las Escrituras.

Las teorías acerca del método exacto de la inspiración son menos importantes que el hecho de su plena autoridad. En muchas de esas teorías podemos encontrar valores intrínsecos y la aceptación de una no implica que tenga­mos que rechazar las otras. Cualesquiera que sea la hipó­tesis que aceptamos: intuición, endoso verbal o dinámica, el requisito es que sea reconocida la unión de lo humano y lo divino y que la verdad de la Biblia salga con autoridad en cualquier buena traducción.

La razón por la cual el Artículo IV agrega: "por los cuales entendemos los sesenta y seis libros del Antiguo y Nuevo Testamentos," es que la Iglesia Católico-Romana incluye los libros apócrifos entre los inspirados. Los apó­crifos fueron escritos después de haberse terminado de escribir el Antiguo Testamento hebreo; fueron colocados en las Escrituras cuando el hebreo fue traducido al griego en Alejandría, Egipto, durante la segunda centuria antes de Cristo. Casi sin excepción las iglesias protestantes han rechazado la inspiración de esos libros. Son de valor por la información histórica que proporcionan acerca de los acontecimientos entre Malaquías y Mateo. Pero aun una lectura superficial revela un distinto nivel de escri­turas.

En nuestros tiempos hay muchas traducciones nuevas de la Biblia. Aunque no todas tienen el mismo valor, el cotejo entre distintos términos puede ayudar a impartir nueva luz en los significados de los originales hebreo y griego. Cuando hay grupos que estudian juntos, vale la pena que algunos usen distintas versiones junto con la tradicional (que en el caso de los de habla hispana es la de Cipriano de Valera).

PARA SU CONSIDERACION

1.          ¿Qué es esencial en nuestra creencia acerca de la inspiración de la Biblia

2.          Vea si puede encon­trar una definición de la palabra "plenaria" que tenga sentido cuando se use en relación con la ins­piración de las Escrituras.

3.          ¿Puede dar algunos ejemplos que usted haya encontrado en los que tra­ducciones más recientes aclaren mejor el texto que nuestra versión tradicio­nal de Cipriano de Valera

2.        Función de las Escrituras

El propósito de la Biblia es hacernos conocer la vo­luntad de Dios en todas las cosas necesarias para nuestra salvación. De modo que es la única fuente segura de la verdad cristiana.

FUENTES BIBLICAS

Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad (Juan 17:17).

Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la ver­dad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo re­nacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (I Pedro 1: 22-23).

Véase también Salmos 102:18; Juan 15:3; Romanos 4:23-25; 1 Corintios 9:10; 10:11.

El poder espiritual de la Biblia descansa sobre dos piedras fundamentales. Una es la misma verdad que co­munica. Es fuente de luz en nuestro sendero (Salmos 119: 105).

El otro manantial de poder de la Biblia es que el Es­píritu que la inspiró también nos capacita para entender­la (I Corintios 2:12-14) y usa sus verdades para conducir­nos al arrepentimiento, la fe, y a una dimensión espiritual de vida.

PARA SU CONSIDERACION

1.          ¿Qué significa para usted la declaración-"in­faliblemente revela la vo­luntad de Dios con respec­to a nosotros en todo lo necesario para nuestra sal­vación"

2.          ¿Qué otras fuentes de verdad religiosa proponen los hombres ¿Son de con­fianza si no están en armo­nía con las enseñanzas de la Biblia