Los Artículos XIII y XIV tratan con los dos sacramentos observados por las iglesias protestantes. Los católico-romanos agregan otros cinco; pero los evangélicos ven el bautismo y la Santa Cena enseñados claramente como sacramentos en la Biblia. Un sacramento es una acción simbólica ordenada a su pueblo por Cristo. Es el signo o señal física exterior de una realidad espiritual.
XIII. EL BAUTISMO
Creemos que el bautismo cristiano es un sacramento que significa la aceptación de los beneficios de la propiciación de Jesucristo, y que ha de ser administrado a los creyentes, como declaración de su fe en Jesucristo como su Salvador, y con pleno propósito de obediencia en santidad y justicia.
Siendo el bautismo el símbolo del nuevo pacto, se puede bautizar a los párvulos, a petición de sus padres, o tutores, quienes asegurarán para ellos la enseñanza cristiana necesaria.
El bautismo puede ser administrado por aspersión, afusión, o inmersión, según la preferencia del candidato.
En esta declaración encontramos tres aspectos subordinados:
1. El bautismo es una señal exterior de una gracia interna.
2. El bautismo de los niños es permisible.
3. El reconocimiento de las maneras de bautismo.
1. El Bautismo es una Señal Exterior de una Gracia Interna
Algunos han creído que el bautismo del agua es esencial para la salvación y que el individuo no es salvo hasta que no se bautice por inmersión. Esta posición generalmente se apoya en tres pasajes de la Biblia: Marcos 16:15-16; Hechos 2:38 y 22:16.
Pero hay un gran número de declaraciones bíblicas que serían declaradas falsas si se mantuviera esta posición, incluyendo Mateo 11:28-30; Juan 1:11-12; 3:16, 36; Hechos 16:30-31; Romanos 10:8-10, 13; Efesios 2:8-9; I Juan 1:9. Todas ellas reconocen que la salvación es previa a la ceremonia que la testifica.
FUENTES BIBLICAS
Ahora, pues, ¿por qué te detienes Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre (Hechos 22:16).
El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo (I Pedro 3:21).
Véase también Mateo 3:11-15; 28:19-20; Hechos 2: 41; 8:12; Romanos 6:3-4; 1 Corintios 1:13-17; Gálatas 3:26-29; Efesios 4:5; Colosenses 2:10-12; Hebreos 6:2.
PARA SU CONSIDERACION
1. ¿Puede expresar en sus propias palabras qué lugar e importancia tiene el bautismo en la fe cristiana
2. ¿Es posible que el hecho y el significado del bautismo sean más importantes "que el modo" o método de aplicarlo
2. El Bautismo de los Niños es Permisible
Existen dos fuertes corrientes del pensamiento en cuanto al bautismo de los niños. Muchos sostienen que el bautismo debe administrarse solamente a las personas que han recibido a Cristo como su Salvador. Otros afirman que el bautismo en la fe cristiana ocupa el lugar de la circuncisión en el Antiguo Testamento y como tal puede administrarse a los niños de padres creyentes.
Quienes abogan por el bautismo de los niños reconocen que éstos deben convertirse así como los adolescentes judíos, que, aunque circuncidados, debían llegar a ser "hijos de la ley" al llegar a los trece años. Algunos que son bautizados cuando eran niños reciben otra vez el bautismo al ser mayores; pero esto por lo general, no se considera necesario.
No hay referencias bíblicas que directamente ilustren el asunto del bautismo infantil, aunque muchas lo hacen indirectamente. La Iglesia del Nazareno deja la decisión a los familiares y, como una alternativa, si la desean, provee una ceremonia de dedicación.
3. Reconocimiento de las Maneras de Bautismo
El modo del bautismo es la manera en la cual se administra. Son tres las que han sido ampliamente reconocidas: la inmersión, en la cual el candidato es totalmente sumergido; la aspersión en la que se rocía agua sobre la cabeza de la persona, y el derramamiento (o afusión) en el que una pequeña cantidad de agua se derrama sobre la cabeza del candidato.
Son muchos los que se apegan a cada una de estas tres formas diciendo que esa es la única válida; aunque los adherentes de la aspersión y afusión están más dispuestos a admitir la validez de la inmersión, que quienes enseñan esta última, pues generalmente no admiten la validez de ninguna otra manera.
En favor de la inmersión está el hecho de que la raíz bapto del griego y de la que se deriva la palabra bautizar, significa "sumergir". También se emplea como argumento a favor de la inmersión la comparación del bautismo con la muerte y resurrección de Cristo que encontramos en Romanos 6:3-5.
Los proponentes de la aspersión y de la afusión se remontan a ciertos eventos y pasajes como Ezequiel 36:25, el tamaño de las tinajas usadas por los judíos en el rito de la purificación (Juan 2:6), rito identificado con el bautismo en Juan 3:25-26, el bautismo inmediato del carcelero de Filipos, aparentemente realizado en su propia casa (Hechos 16:33) y el hecho de que cuando se habla del bautismo del Espíritu Santo, a veces se habla de "derramarse" (Hechos 1:5; 2:17, 33; 10:45).
En este asunto, como en el del bautismo de los niños, la Iglesia del Nazareno deja la decisión al candidato.