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Surge la Iglesia del Nazareno

por
M. E. REDFORD

Casa Nazarena de Publicaciones  P.O. Box 527
Kansas City, Missouri, 64141, E.U.A.

Esta obra apareció en inglés bajo el título de The Rise of the Church of the Nazarene. H. O. Espinoza hizo la versión castellana de la segunda edición, corregida (1965), bajo los auspicios de la División de Publicaciones Latinas. Estadísticas más recientes se incorporaron en 1971.

Librería Nazarena  3a. Avenida 18-08, Zona 1,
Guatemala, Guatemala
Librería Nazarena Donato Alvarez Núm. 884,
Buenos Aires, Argentina
Librería “El Faro Nazareno” Apartado 2502
Managua, Nicaragua

IMPRESO EN E.U.A. — PRINTED IN U.S.A.

3 / 1972

 

Dedicación

Como un amante recuerdo dedico esta obra a mi piadoso padre, el señor William H. Red­ford (fallecido en 1923), un ministro del evangelio que tuvo una pasión por la salva­ción de los perdidos como la de Cristo, y un inquebrantable amor para la Iglesia del Nazareno.

 

Contenido

I.   El Avivamiento de la Doctrina de la Santificación

II.  Principios de la Iglesia en el Oeste Norteamericano

III. Principios en el Este Norteamericano

IV. Principios en el Sur

V.  La Unificación de las Iglesias

VI. Desarrollo de Sistemas, Instituciones, y Programas

Apéndice / Nazarenos Latinoamericanos por Sergio Franco

 

Prefacio

Surge la Iglesia del Nazareno se escribió para relatar la historia de los fundadores, los zapadores, y los promo­tores de los distintos grupos de santidad que se unieron con el fin de integrar la Iglesia del Nazareno. Esos primeros líderes lucharon, bajo dirección providencial, contra los que se oponían dentro y fuera de las denomi­naciones a la predicación, la profesión, y la promoción de la enseñanza del Nuevo Testamento sobre la santidad o la entera santificación. Es una historia de profunda dedicación y perseverancia.

Aunque contamos con una relación más extensa de la historia de la iglesia,[1] hemos juzgado necesario presentar esta crónica más concisa. La presente edición está puesta al día y lleva propósitos de estudio para grupos.

Quien quiera entender bien el surgimiento de la Iglesia del Nazareno, debe trazar la enseñanza de la santidad a través de los siglos desde los tiempos bíblicos, pero especialmente a partir del avivamiento wesleyano en las Islas Británicas y los Estados Unidos de Norte­américa. Cuando los líderes de las denominaciones establecidas dejaron de dar a la doctrina de la entera santificación su énfasis bíblico y wesleyano, Dios levantó en distintos grupos denominacionales, especialmente den­tro de la familia del metodismo, hombres y mujeres que llevaran adelante un programa agresivo de evangeliza­ción de santidad. Por consecuencia, hacia las últimas décadas del siglo XIX se produjo un avivamiento que resultó en un movimiento de santidad cuyo principal énfasis es la doctrina y la experiencia de la entera santi­ficación según la enseñó Juan Wesley.

Conviene tener presente que este movimiento se dividió en dos alas: el ala derecha compuesta de los que se adherían estrictamente a la doctrina wesleyana de la entera santificación, y el ala izquierda integrada por los que enseñaban que el creyente no es bautizado con el Espíritu Santo a menos de que exhiba evidencias externas de ello, tales como hablar en lenguas, poder tomar en la mano fuego vivo y serpientes, entrar en trances y otros fenómenos extraños semejantes. Todos los grupos que se unieron para formar la Iglesia del Nazareno, pertenecían al ala de la derecha, o conservadora.

En este volumen damos énfasis primordial a la his­toria de los distintos cuerpos de santidad que formaron la unión final. Tales cuerpos incluyen, en forma principal, la Iglesia del Nazareno en el oeste norteamericano; la Asociación Central Evangélica de Santidad y las Iglesias Pentecostales de Norteamérica en los Estados del Este; la Iglesia de Cristo del Nuevo Testamento, la Iglesia Independiente de Santidad, y la Misión Pentecostal en la región del Sur; la Iglesia Pentecostal de Escocia; la Asociación de Laicos de Santidad en los Estados de Da­kota del Norte y Dakota del Sur, y la Misión Internacional de Santidad de Inglaterra.

Conviene también explicar que aunque aquí se usan los términos santificación, entera santificación y santidad, como sinónimos, estrictamente hablando entera santifi­cación se refiere a la obra de Dios en el corazón del creyente, mientras que santidad tiene que ver con el estado del creyente después de que ha sido enteramente santificado. El Manual de la Iglesia del Nazareno, declara que: la entera santificación es aquel acto de Dios, subsecuente a la regeneración, por el cual los creyentes son hechos libres del pecado original, o depravación, y son trans­formados a un estado de entera devoción a Dios, y a la obediencia del amor hecho perfecto.

Se obra por el bautismo con el Espíritu Santo, y encierra en una sola experiencia la limpieza del corazón de pecado, y la presencia real y permanente del Espíritu Santo, dando al creyente el poder necesario para llevar una vida santa y servicial. La entera santificación se provee por la sangre de Jesús, se obra instantáneamente por la fe, precedida por la entera consagración; y el Espíritu Santo da testimonio a esta obra y estado de gracia.

Acompaña a esta obra nuestra oración de que las grandes victorias del pasado nos estimulen a una devoción más profunda y a un deseo más intenso de trabajar juntos en el avance del Reino de Dios.

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[1] La Historia de los Nazarenos, por Timothy Smith, obra exhaustiva recien­temente salida de nuestras prensas.

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